Había una vez un reino
en el que vivía un rey que tenía tres hijas. Las dos primeras eran superdivinas
y super populares. Salían todas las noches, a las mejores discotecas y las
fiestas más exclusivas del reino, en las que siempre era requerida su presencia.
Se levantaban tarde y luego, de día, jugaban al pádel, iban a la peluquería, a
la esteticienne y de compras. Compraban mucha ropa porque no les gustaba repetir modelo y solo llevaban la misma ropa una vez.
La pequeña no salía nunca de noche. Estudiaba mucho e iba al cine y al teatro. Nadie requería nunca su presencia en fiestas o discotecas. Solo iba a la peluquería una vez cada dos meses, para cortarse el pelo, y casi nunca iba de compras, porque tenía ropa muy resistente que le duraba mucho tiempo.
Un día las dos mayores se presentaron en la habitación de la pequeña, que estaba leyendo un libro sobre expediciones arqueológicas en el Perú:
- Mira, Pocacosa, hemos pensado que esto no puede seguir así. Si no sales nunca te vas quedar soltera toda la vida…
- Pero a mí me da igual quedarme soltera toda la vida…
- ¡ Pues a nosotras no! Así que te hemos preparado una cita con el Príncipe Estupendo, que mañana te va a llevar a cenar y luego a bailar. Y para que vayas guapa, te hemos concertado cita con nuestra esteticienne, nuestra peluquera y nuestra estilista
Y así, a la noche siguiente, la Princesa Pocacosa parecía una chica completamente diferente, porque:
- Llevaba extensiones en el pelo y así lucía una melena color de trigo que le llegaba hasta la cintura.
- Le habían puesto pestañas postizas y lentillas de colores, y así se le veían unos ojos enooormes y brillantes como estrellas.
- Le habían maquillado, y así tenía y podía presumir de unos labios de coral y de unas mejillas ruborosas.
- Le habían puesto un corsé, y así llamaba la atención por su talle de junco y por su cintura de avispa,
- Le habían puesto unos tacones muy altos, y así parecía que tenía las piernas inacabables.
- Llevaba uñas postizas, y así daba la impresión de que tenía uñas de princesa que nunca ha tenido que fregar un plato y romperse una uña en el intento.
De forma que, así vestida y maquillada, y convertida en una chica completamente diferente, vino a buscarla el príncipe en su carruaje superdeportivo y la llevó a cenar a un restaurante de postín
Allí, la princesa descubrió que le resultaba muy difícil manejar el cuchillo y el tenedor con las uñas postizas y que además no podía comer porque el corsé le apretaba mucho y no le dejaba sitio en el estómago para la comida, de forma que se tuvo que conformar con beber de vez en cuando tragos de vino. Al príncipe no le importó porque en aquel restaurante las chicas nunca comían, y solo jugaban con la comida en el plató, pero la princesa se aburría muchísimo
En aquel sitio tan oscuro y además, con las lentillas de colores y las pestañas postizas, la princesa no veía bien, y se iba dando trompazos con todo el mundo, Después fueron a bailar, pero la princesa no podía bailar que estaba encaramada a aquellos altísimos tacones y
¡ PATAPÁM!
SE CAYÓ DESPATARRADA EN MEDIO DE LA PISTA
Y allí se acabó la noche
El Príncipe Estupendo devolvió a Pocacosa a su casa y nunca más se volvieron a ver.
Pocacosa decidió que no quería volver a ir a fiestas o a discotecas en su vida.
Y sus hermanas la dieron por imposible.
La pequeña no salía nunca de noche. Estudiaba mucho e iba al cine y al teatro. Nadie requería nunca su presencia en fiestas o discotecas. Solo iba a la peluquería una vez cada dos meses, para cortarse el pelo, y casi nunca iba de compras, porque tenía ropa muy resistente que le duraba mucho tiempo.
Un día las dos mayores se presentaron en la habitación de la pequeña, que estaba leyendo un libro sobre expediciones arqueológicas en el Perú:
- Mira, Pocacosa, hemos pensado que esto no puede seguir así. Si no sales nunca te vas quedar soltera toda la vida…
- Pero a mí me da igual quedarme soltera toda la vida…
- ¡ Pues a nosotras no! Así que te hemos preparado una cita con el Príncipe Estupendo, que mañana te va a llevar a cenar y luego a bailar. Y para que vayas guapa, te hemos concertado cita con nuestra esteticienne, nuestra peluquera y nuestra estilista
Y así, a la noche siguiente, la Princesa Pocacosa parecía una chica completamente diferente, porque:
- Llevaba extensiones en el pelo y así lucía una melena color de trigo que le llegaba hasta la cintura.
- Le habían puesto pestañas postizas y lentillas de colores, y así se le veían unos ojos enooormes y brillantes como estrellas.
- Le habían maquillado, y así tenía y podía presumir de unos labios de coral y de unas mejillas ruborosas.
- Le habían puesto un corsé, y así llamaba la atención por su talle de junco y por su cintura de avispa,
- Le habían puesto unos tacones muy altos, y así parecía que tenía las piernas inacabables.
- Llevaba uñas postizas, y así daba la impresión de que tenía uñas de princesa que nunca ha tenido que fregar un plato y romperse una uña en el intento.
De forma que, así vestida y maquillada, y convertida en una chica completamente diferente, vino a buscarla el príncipe en su carruaje superdeportivo y la llevó a cenar a un restaurante de postín
Allí, la princesa descubrió que le resultaba muy difícil manejar el cuchillo y el tenedor con las uñas postizas y que además no podía comer porque el corsé le apretaba mucho y no le dejaba sitio en el estómago para la comida, de forma que se tuvo que conformar con beber de vez en cuando tragos de vino. Al príncipe no le importó porque en aquel restaurante las chicas nunca comían, y solo jugaban con la comida en el plató, pero la princesa se aburría muchísimo
En aquel sitio tan oscuro y además, con las lentillas de colores y las pestañas postizas, la princesa no veía bien, y se iba dando trompazos con todo el mundo, Después fueron a bailar, pero la princesa no podía bailar que estaba encaramada a aquellos altísimos tacones y
¡ PATAPÁM!
SE CAYÓ DESPATARRADA EN MEDIO DE LA PISTA
Y allí se acabó la noche
El Príncipe Estupendo devolvió a Pocacosa a su casa y nunca más se volvieron a ver.
Pocacosa decidió que no quería volver a ir a fiestas o a discotecas en su vida.
Y sus hermanas la dieron por imposible.
Unos días después Pocacosa estaba
sentada en un banco en los jardines de palacio leyendo ensimismada su libro
sobre Exploraciones Arqueológicas en Perú cuando por allí pasó el Príncipe
SuperEstupendo que venía de jugar al tenis en las pistas reales. Como en aquel
reino no se solía ver a muchas chicas leyendo, el Príncipe sintió curiosida
d y le preguntó.
- Hola ¿ qué estás leyendo que parece tan interesante?
- Es un libro sobre Exploraciones Arqueológicas en Perú .
- Y ¿ de qué trata?
Y Pocacosa le habló sobre los tesoros mayas y el calendario maya la serpiente emplumada y las pirámides y el Machu Pichu … Y el Principe estaba embobado escuchándola… Hasta que al cabo de un rato, Pocacosa dijo:
- Huy, ya son las dos, me tengo que ir a comer
Y el príncipe le preguntó
- Oye, ¿ no te puedo recoger esta noche y salimos a cenar y a bailar?
- ¡Estupendo! – dijo Pocacosa
Esa noche Pocacosa se puso guapa… Pero a su manera. Llevaba una falda vaquera que solo se ponía en ocasiones especiales ( porque casi siempre iba en pantalones cortos), se cepilló bien el pelo, se puso brillo de labios, y sus sandalias moradas que llevaba siempre.
Fueron a un restaurante y encargaron una cena romántica con perdices y pastel de pétalos de rosa, y Pocacosa comió con mucho apetito. Y luego fueron a bailar y Pocacosa pudo bailar mucho rato porque sus sandalias eran muy cómodas.
Y cuando el Príncipe le dejó en casa le dio un beso
Y entonces Pocacosa se convirtió en una chica guapísima. En realidad siempre había sido guapísima pero ella no se había dado cuenta hasta entonces.
A partir de esa noche Pocacosa dejó de llamarse pocacosa porque su verdadero nombre era Sol, y empezó a salir con el príncipe SuperEstupendo, que en realidad se llamaba Helio, al cine, al teatro, a discotecas y a cenar.
- Hola ¿ qué estás leyendo que parece tan interesante?
- Es un libro sobre Exploraciones Arqueológicas en Perú .
- Y ¿ de qué trata?
Y Pocacosa le habló sobre los tesoros mayas y el calendario maya la serpiente emplumada y las pirámides y el Machu Pichu … Y el Principe estaba embobado escuchándola… Hasta que al cabo de un rato, Pocacosa dijo:
- Huy, ya son las dos, me tengo que ir a comer
Y el príncipe le preguntó
- Oye, ¿ no te puedo recoger esta noche y salimos a cenar y a bailar?
- ¡Estupendo! – dijo Pocacosa
Esa noche Pocacosa se puso guapa… Pero a su manera. Llevaba una falda vaquera que solo se ponía en ocasiones especiales ( porque casi siempre iba en pantalones cortos), se cepilló bien el pelo, se puso brillo de labios, y sus sandalias moradas que llevaba siempre.
Fueron a un restaurante y encargaron una cena romántica con perdices y pastel de pétalos de rosa, y Pocacosa comió con mucho apetito. Y luego fueron a bailar y Pocacosa pudo bailar mucho rato porque sus sandalias eran muy cómodas.
Y cuando el Príncipe le dejó en casa le dio un beso
Y entonces Pocacosa se convirtió en una chica guapísima. En realidad siempre había sido guapísima pero ella no se había dado cuenta hasta entonces.
A partir de esa noche Pocacosa dejó de llamarse pocacosa porque su verdadero nombre era Sol, y empezó a salir con el príncipe SuperEstupendo, que en realidad se llamaba Helio, al cine, al teatro, a discotecas y a cenar.
Y entonces Pocacosa se convirtió en
una chica guapísima. En realidad siempre había sido guapísima pero ella no se
había dado cuenta hasta entonces.
A partir de esa noche Pocacosa dejó de llamarse pocacosa porque su verdadero nombre era Sol, y empezó a salir con el príncipe SuperEstupendo, que en realidad se llamaba Helio, al cine, al
A partir de esa noche Pocacosa dejó de llamarse pocacosa porque su verdadero nombre era Sol, y empezó a salir con el príncipe SuperEstupendo, que en realidad se llamaba Helio, al cine, al
teatro, a discotecas y a cenar.
Sus hermanas estaban muertas de envidia porque ellas salían a fiestas y a discotecas pero nunca encontraban un chico que las quisiera de verdad, aunque conocían a muchos.
Así que fueron a hablar con su hermana y le preguntaron que donde había conocido a aquel príncipe tan superestupendo, porque ellas en las fiestas y las discotecas solo conocían a cabezas de chorlito.
- Pues veréis, estaba sentada en un banco del parque leyendo y entonces apareció este chico, que salía de jugar al tenis en las pistas reales, y me preguntó qué leía…
- Ah… con que ese es el truco. Claro… a las pistas reales van un montón de chicos a jugar al tenis. Solo tenemos que sentarnos en un banco y por narices tendrán que vernos cuando salgamos
Así que las princesas se sentaron en el mismo banco en el que aquel día estaba sentada Sol ( que por entonces aún se llamaba Pocacosa) , cada una con un libro, que le habían pedido prestado a su hermana. Una léia “ Viaje al Centro de La Tierra” y la otra leía “ De la tierra a la luna” . Y entonces pasaron por allí dos príncipes guapísimos, que al ver a dos chicas tan guapas leyendo no se pudieron resistir a preguntar :
- ¡ Hola! ¿ qué estáis leyendo?
- Yo estoy leyendo “ Viaje al Centro de La Tierra” – dijo Estrella
- Y yo “ De la tierra a la luna” - dijo Luna
- ¡Vaya! ¡ Qué interesante! - dijeron los dos príncipes a la vez. Y se sentaron cada uno al lado de una princesa, y estaban todos muy apretujados porque eran cuatro personas en un solo banco. Y entonces los príncipes preguntaron cada uno a la princesa que tenía al lado : - Y … ¿ de qué trata el libro ¿
¡¡¡¡ GLUPS!!!
¡¡¡ LAS PRINCESAS NO HABÍAN LEIDO LOS LIBROS!!!
- Mmmmmm… - dijo Estrella – esto… pues trata de la tierra… y del centro de la tierra
- Sí – le dijo el príncipe – pero ¿ qué pasa en la historia?
- Pues si te digo la verdad, no lo sé
Y Luna se vio en la misma situación
Entonces los príncipes pensaron que aquellas debían ser unas princesas muy tontas y muy chulitas si se ponían a sentarse en bancos a mirar unos libros que parecían super interesantes y que ellas ni siquiera leían, así que dijeron:
- Vaya, se nos ha hecho tarde , nos tenemos que ir a comer
Y nada dijeron de ir a cenar o a la discoteca.
Las dos princesas SuperPijas se llevaron un chasco de mil pares de demonios y fueron a ver a su hermana a contarles lo que les había pasado.
Sus hermanas estaban muertas de envidia porque ellas salían a fiestas y a discotecas pero nunca encontraban un chico que las quisiera de verdad, aunque conocían a muchos.
Así que fueron a hablar con su hermana y le preguntaron que donde había conocido a aquel príncipe tan superestupendo, porque ellas en las fiestas y las discotecas solo conocían a cabezas de chorlito.
- Pues veréis, estaba sentada en un banco del parque leyendo y entonces apareció este chico, que salía de jugar al tenis en las pistas reales, y me preguntó qué leía…
- Ah… con que ese es el truco. Claro… a las pistas reales van un montón de chicos a jugar al tenis. Solo tenemos que sentarnos en un banco y por narices tendrán que vernos cuando salgamos
Así que las princesas se sentaron en el mismo banco en el que aquel día estaba sentada Sol ( que por entonces aún se llamaba Pocacosa) , cada una con un libro, que le habían pedido prestado a su hermana. Una léia “ Viaje al Centro de La Tierra” y la otra leía “ De la tierra a la luna” . Y entonces pasaron por allí dos príncipes guapísimos, que al ver a dos chicas tan guapas leyendo no se pudieron resistir a preguntar :
- ¡ Hola! ¿ qué estáis leyendo?
- Yo estoy leyendo “ Viaje al Centro de La Tierra” – dijo Estrella
- Y yo “ De la tierra a la luna” - dijo Luna
- ¡Vaya! ¡ Qué interesante! - dijeron los dos príncipes a la vez. Y se sentaron cada uno al lado de una princesa, y estaban todos muy apretujados porque eran cuatro personas en un solo banco. Y entonces los príncipes preguntaron cada uno a la princesa que tenía al lado : - Y … ¿ de qué trata el libro ¿
¡¡¡¡ GLUPS!!!
¡¡¡ LAS PRINCESAS NO HABÍAN LEIDO LOS LIBROS!!!
- Mmmmmm… - dijo Estrella – esto… pues trata de la tierra… y del centro de la tierra
- Sí – le dijo el príncipe – pero ¿ qué pasa en la historia?
- Pues si te digo la verdad, no lo sé
Y Luna se vio en la misma situación
Entonces los príncipes pensaron que aquellas debían ser unas princesas muy tontas y muy chulitas si se ponían a sentarse en bancos a mirar unos libros que parecían super interesantes y que ellas ni siquiera leían, así que dijeron:
- Vaya, se nos ha hecho tarde , nos tenemos que ir a comer
Y nada dijeron de ir a cenar o a la discoteca.
Las dos princesas SuperPijas se llevaron un chasco de mil pares de demonios y fueron a ver a su hermana a contarles lo que les había pasado.
Las dos princesas SuperPijas se llevaron un chasco de mil pares de demonios
y fueron a ver a su hermana a contarles lo que les había pasado
- Claro – dijo su hermana – es normal. Teníais que haberos leído los libros . Sino … ¿ cómo ibais a mantener una conversación?
- ¿ Leer libros? ¡ PUAJJJJJ! Dijeron las hermanas. Los libros ¡¡¡APESTAN!!!
- Pues si no qu
- Claro – dijo su hermana – es normal. Teníais que haberos leído los libros . Sino … ¿ cómo ibais a mantener una conversación?
- ¿ Leer libros? ¡ PUAJJJJJ! Dijeron las hermanas. Los libros ¡¡¡APESTAN!!!
- Pues si no qu
eréis leeros esos libros os puedo dar libros para principiantes …
Las hermanas se lo pensaron mucho pero llegaron a la conclusión de que si querían conocer a chicos nuevos tenían que hacer un esfuerzo, así que finalmente, y a regañadientes, aceptaron los libros que su hermana les ofrecía y se fueron a sus habitaciones a leerlos. Y el caso es que después de un rato descubrieron que en realidad…
¡¡¡ LES ENCANTABAN LOS LIBROS !!!
Que eran super interesantes
Así que fueron a la habitación de su hermana y le pidieron más. Y su hermana les dio el libro “ Sobre los pasos de Julio Verne” y “ Sobre los pasos de Cleopatra”. Y Estrella y Luna se los leyeron muy rápido. Y entonces pensaron que quizá si los libros eran tan divertidos quizá ir al teatro también lo fuera, y le pidieron a su hermana si les podía llevar al teatro. Y su hermana les llevó a ver “ Romeo y Julieta”, que era una historia de amor muy bonita. Y las hermanas lloraron mucho:
- BUAAAAAAAAAAAA, BUAAAAAAAAAAAAAAA
Estaban tan alucinadas con el descubrimiento de los libros y el teatro que se habían olvidado de su primer propósito, que era conocer chicos, porque estaban muy entretenidas con los libros y el teatro. Tampoco se preocupaban ya tanto por su pelo ni por estar super guapas. Y eran mucho más felices.
Y un día cualquiera en el teatro, Sol y Luna conocieron a dos príncipes muy guapos que habían ido a ver la obra y que se sentaron a su lado. Y aquella vez sí que tenían cosas de las que hablar, de libros, y de obras de teatro, y de las cosas que habían aprendido en los libros, y tuvieron una conversación muy interesante. Así que los príncipes les dijeron…
- ¿ Por qué no vamos todos a cenar y seguimos charlando?
Y es así como las tres princesas, Sol, Luna Y Estrella fueron felices y comieron perdices. Sol se casó con el Príncipe SuperEstupendo, Estrella se hizo arqueóloga y Luna astrónoma, y Sol se hizo escritora y se dedicó a escribir cuentos para chicas modernas.
Las hermanas se lo pensaron mucho pero llegaron a la conclusión de que si querían conocer a chicos nuevos tenían que hacer un esfuerzo, así que finalmente, y a regañadientes, aceptaron los libros que su hermana les ofrecía y se fueron a sus habitaciones a leerlos. Y el caso es que después de un rato descubrieron que en realidad…
¡¡¡ LES ENCANTABAN LOS LIBROS !!!
Que eran super interesantes
Así que fueron a la habitación de su hermana y le pidieron más. Y su hermana les dio el libro “ Sobre los pasos de Julio Verne” y “ Sobre los pasos de Cleopatra”. Y Estrella y Luna se los leyeron muy rápido. Y entonces pensaron que quizá si los libros eran tan divertidos quizá ir al teatro también lo fuera, y le pidieron a su hermana si les podía llevar al teatro. Y su hermana les llevó a ver “ Romeo y Julieta”, que era una historia de amor muy bonita. Y las hermanas lloraron mucho:
- BUAAAAAAAAAAAA, BUAAAAAAAAAAAAAAA
Estaban tan alucinadas con el descubrimiento de los libros y el teatro que se habían olvidado de su primer propósito, que era conocer chicos, porque estaban muy entretenidas con los libros y el teatro. Tampoco se preocupaban ya tanto por su pelo ni por estar super guapas. Y eran mucho más felices.
Y un día cualquiera en el teatro, Sol y Luna conocieron a dos príncipes muy guapos que habían ido a ver la obra y que se sentaron a su lado. Y aquella vez sí que tenían cosas de las que hablar, de libros, y de obras de teatro, y de las cosas que habían aprendido en los libros, y tuvieron una conversación muy interesante. Así que los príncipes les dijeron…
- ¿ Por qué no vamos todos a cenar y seguimos charlando?
Y es así como las tres princesas, Sol, Luna Y Estrella fueron felices y comieron perdices. Sol se casó con el Príncipe SuperEstupendo, Estrella se hizo arqueóloga y Luna astrónoma, y Sol se hizo escritora y se dedicó a escribir cuentos para chicas modernas.
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