Mon
Mon se levantó y se hizo su
rutinario café. Observó a Evita, la mujer de su vida. La notaba un poco rara. A
lo mejor con todas las obligaciones que tenía últimamente la había abandonado
un poco.
-Debería
hacerle más caso. Ella no se merece mi indiferencia- pensó preocupado.
Salieron los dos a la calle como cada mañana.
Evita llevaba en su vida cerca de 5 años y el que viviera con él le había
cambiado totalmente la vida. Le daba
cariño, compañía, le escuchaba siempre sin juzgarlo, era totalmente fiel y eso
valía mucho. No sabría que hacer sin ella.
La noche anterior se
habían acostado tarde. Tuvo que tocar en un pequeño bar donde lo llamaba a
veces para que actuara y así de paso se
llevaba un dinerillo. La verdad es que no le pagaban mucho pero las copas se
las daban gratis y, sólo por eso, aceptaba tocar. Además, venían a verlo sus
amigas y eso siempre le daba extra de motivación. Él no se tomaba muy en serio
su música. Lo hacía por puro pasatiempo
y porque le divertía, pero no creía realmente en su talento. Empezó a
tocar la guitarra porque veía que se ligaban un montón, así que ni se lo pensó.
-“TODO
POR UN POLVO” era su lema.
Ahorro unos meses y se
compró su primera guitarra. Para su sorpresa descubrió que no se le daba nada
mal y que disfrutaba mucho con ello y como había imaginado, también le ayudaba
mucho a ligar. Así fue como la guitarra pasó a formar una parte más del cuerpo
de Mon. No había fiesta en la que no se presentara con ella al hombro y hasta
que Evita entró en su vida, era su más fiel compañera.
Eran las 8:50 y llegaba
tarde a trabajar. Hacía casi un año que su segunda afición, la fotografía, le
había proporcionado un puesto de trabajo, pero ya estaba empezando a cansarse.
No estaba siendo el trabajo estimulante que imaginó en un principio.
Lo que había imaginado
como un trabajo que le daría la oportunidad de viajar, cubrir emocionantes
eventos, conocer y fotografiar a muchos modelos (“TODO POR UN POLVO”) estaba
siendo todo lo contrario. Apenas salía del estudio.
Tras mucho pensarlo, estaba decidido a dar un
nuevo rumbo a su vida. Aún no sabía cuál pero presentía que pronto lo
descubriría. ¿Verdad Evita? Ella lo miró sin decir nada. Era lo bueno de ella,
que sin hablar se entendían perfectamente. Después de su querida madre, era la mujer que más quería en el
mundo. De eso no había duda.
Se sentó y ante una
mañana tranquila y sin mucho trabajo, encendió el ordenador y se dispuso a
escribir en su blog: “EL RINCON DE LOS JUSTOS”.
De repente se acordó de B. La había encontrado
muy guapa el otro día en la fiesta de Carol. El saber que ella no lo podía ver
le hacía mucha gracia y le producía unas ganas tremendas de acercarse a ella
para incomodarla.
Estuvieron juntos en
clase y no tenían a penas relación. Un día ella leyó uno de sus artículos y se
puso como loca. Sólo de recordarlo se moría de la risa. Aquella chica tan guapa
y educada se trasformó en una loca después de leer su artículo.
Nunca imaginó que iba a
conseguir esa reacción de B. Ni siquiera imaginó que aquella guapa y discreta
chica pudiera llegar a leer su blog.
-Por
cierto- pensó -¿cuál era el artículo?- Y empezó a buscarlo.
-Aquí
esta: “LO QUE QUIERE UN HOMBRE”
-¡Que
buen título!- pensó -Hacía mucho tiempo que no lo leía.
Lo que quiere un hombre.
Está claro amigos... Tanta lucha de parejas,
tanto "te vas con tus amigos y pasas de mí", tanto "no me
dijiste esto como yo lo esperaba", "no eres cariñoso", "no
bebas más", "no expresas tus sentimientos", "miras a otras
por la calle", etc, etc, etc. ¿No estáis un poco hasta los mismísimos?
Pues yo sí. Y he descubierto una técnica infalible: DECIR LA VERDAD. Y es muy
sencillo. Al principio es jodido, porque tantos años de aguantar monsergas
femeninas acaba por normalizar la situación de que siempre estés con cara de
gilipollas, cubriéndote del chaparrón como buenamente puedas. Pero ahora no.
Voy a decir la verdad:
Un hombre quiere comer, cagar, dormir y
empujar de vez en cuando. Es tan simple como eso.
-Pues Rodri, el novio de Mari le compró un
ramo de 20 rosas por los 20 meses que llevan juntos.
-Rodri es homosexual.
-¡Ya está! Pues hay hombres sensibles y
cariñosos.
Y efectivamente los hay. En eso tienen razón
pero una de tres: O es homosexual y no quiere reconocerlo (hay tíos que se
mueren de viejos habiendo formado una familia, como Rodri, siendo mariquita), o
está empezando la relación (el que no miente no folla) o es tonto del culo
(está conforme con su estatus inferior y le da a su pareja lo que quiere, sin
importarle una mierda sus propios deseos: comer, cagar dormir y empujar de vez
en cuando). Así que todo acaba como tiene que acabar.
-¿Me dejas en paz ya, que estoy viendo el
partido? ¿O yo te molesto a ti cuando estás fregando los cacharros o estas
barriendo el piso?
Y es que los espacios de cada uno hay que
respetarlos.
Así que mis queridos amigos, tened esto en
cuenta: Adán estaba de lujo en el paraíso. Con su taparrabos, rascándose los
huevos cuando le venía en gana, su Play Station, sus manzanas, sus paz
interior, su zoofilia... y Dios, que es un cachondo, pensó: Este cabrón vive
"como Dios" y eso no puede ser. Y creo al estorbo.
Casi no pudo acabar de
leerlo porque se moría de la risa.
-Pero
si es buenísimo. Hasta mi madre lo encontró gracioso.
No recordaba exactamente
lo que le había contestado B, pero lo que si recordaba es que estaba totalmente
indignada y ofendida por “el trato que le había dado a las mujeres en su
artículo”.
-¡Qué poco sentido del humor tienen estas pijas!
Se abrió la puerta y
entró un cliente que le hizo volver a la rutina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario