viernes, 23 de marzo de 2012

En honor a nuestro amigo Ramón Dominguez y Evita Dominguez



Mon
Mon se levantó y se hizo su rutinario café. Observó a Evita, la mujer de su vida. La notaba un poco rara. A lo mejor con todas las obligaciones que tenía últimamente la había abandonado un poco.
-Debería hacerle más caso. Ella no se merece mi indiferencia- pensó preocupado.
 Salieron los dos a la calle como cada mañana. Evita llevaba en su vida cerca de 5 años y el que viviera con él le había cambiado totalmente la vida.  Le daba cariño, compañía, le escuchaba siempre sin juzgarlo, era totalmente fiel y eso valía mucho. No sabría que hacer sin ella.
La noche anterior se habían acostado tarde. Tuvo que tocar en un pequeño bar donde lo llamaba a veces  para que actuara y así de paso se llevaba un dinerillo. La verdad es que no le pagaban mucho pero las copas se las daban gratis y, sólo por eso, aceptaba tocar. Además, venían a verlo sus amigas y eso siempre le daba extra de motivación. Él no se tomaba muy en serio su música. Lo hacía por puro pasatiempo  y porque le divertía, pero no creía realmente en su talento. Empezó a tocar la guitarra porque veía que se ligaban un montón, así que ni se lo pensó.
-“TODO POR UN POLVO” era su lema.
Ahorro unos meses y se compró su primera guitarra. Para su sorpresa descubrió que no se le daba nada mal y que disfrutaba mucho con ello y como había imaginado, también le ayudaba mucho a ligar. Así fue como la guitarra pasó a formar una parte más del cuerpo de Mon. No había fiesta en la que no se presentara con ella al hombro y hasta que Evita entró en su vida, era su más fiel compañera.
Eran las 8:50 y llegaba tarde a trabajar. Hacía casi un año que su segunda afición, la fotografía, le había proporcionado un puesto de trabajo, pero ya estaba empezando a cansarse. No estaba siendo el trabajo estimulante que imaginó en un principio.
Lo que había imaginado como un trabajo que le daría la oportunidad de viajar, cubrir emocionantes eventos, conocer y fotografiar a muchos modelos (“TODO POR UN POLVO”) estaba siendo todo lo contrario. Apenas salía del estudio.
 Tras mucho pensarlo, estaba decidido a dar un nuevo rumbo a su vida. Aún no sabía cuál pero presentía que pronto lo descubriría. ¿Verdad Evita? Ella lo miró sin decir nada. Era lo bueno de ella, que sin hablar se entendían perfectamente. Después de su querida  madre, era la mujer que más quería en el mundo. De eso no había duda.
Se sentó y ante una mañana tranquila y sin mucho trabajo, encendió el ordenador y se dispuso a escribir en su blog: “EL RINCON DE LOS JUSTOS”.
 De repente se acordó de B. La había encontrado muy guapa el otro día en la fiesta de Carol. El saber que ella no lo podía ver le hacía mucha gracia y le producía unas ganas tremendas de acercarse a ella para incomodarla.
Estuvieron juntos en clase y no tenían a penas relación. Un día ella leyó uno de sus artículos y se puso como loca. Sólo de recordarlo se moría de la risa. Aquella chica tan guapa y educada se trasformó en una loca después de leer su artículo. 
Nunca imaginó que iba a conseguir esa reacción de B. Ni siquiera imaginó que aquella guapa y discreta chica pudiera llegar a leer su blog.
-Por cierto- pensó -¿cuál era el artículo?- Y empezó a buscarlo.
-Aquí esta: “LO QUE QUIERE UN HOMBRE”
-¡Que buen título!- pensó -Hacía mucho tiempo que no lo leía.
Lo que quiere un hombre.
Está claro amigos... Tanta lucha de parejas, tanto "te vas con tus amigos y pasas de mí", tanto "no me dijiste esto como yo lo esperaba", "no eres cariñoso", "no bebas más", "no expresas tus sentimientos", "miras a otras por la calle", etc, etc, etc. ¿No estáis un poco hasta los mismísimos? Pues yo sí. Y he descubierto una técnica infalible: DECIR LA VERDAD. Y es muy sencillo. Al principio es jodido, porque tantos años de aguantar monsergas femeninas acaba por normalizar la situación de que siempre estés con cara de gilipollas, cubriéndote del chaparrón como buenamente puedas. Pero ahora no. Voy a decir la verdad:
Un hombre quiere comer, cagar, dormir y empujar de vez en cuando. Es tan simple como eso.
-Pues Rodri, el novio de Mari le compró un ramo de 20 rosas por los 20 meses que llevan juntos.
-Rodri es homosexual.
-¡Ya está! Pues hay hombres sensibles y cariñosos.
Y efectivamente los hay. En eso tienen razón pero una de tres: O es homosexual y no quiere reconocerlo (hay tíos que se mueren de viejos habiendo formado una familia, como Rodri, siendo mariquita), o está empezando la relación (el que no miente no folla) o es tonto del culo (está conforme con su estatus inferior y le da a su pareja lo que quiere, sin importarle una mierda sus propios deseos: comer, cagar dormir y empujar de vez en cuando). Así que todo acaba como tiene que acabar.
-¿Me dejas en paz ya, que estoy viendo el partido? ¿O yo te molesto a ti cuando estás fregando los cacharros o estas barriendo el piso?
Y es que los espacios de cada uno hay que respetarlos.
Así que mis queridos amigos, tened esto en cuenta: Adán estaba de lujo en el paraíso. Con su taparrabos, rascándose los huevos cuando le venía en gana, su Play Station, sus manzanas, sus paz interior, su zoofilia... y Dios, que es un cachondo, pensó: Este cabrón vive "como Dios" y eso no puede ser. Y creo al estorbo.
Casi no pudo acabar de leerlo porque se moría de la risa.
-Pero si es buenísimo. Hasta mi madre lo encontró gracioso.
No recordaba exactamente lo que le había contestado B, pero lo que si recordaba es que estaba totalmente indignada y ofendida por “el trato que le había dado a las mujeres en su artículo”.
-¡Qué poco sentido del humor tienen estas pijas!
Se abrió la puerta y entró un cliente que le hizo volver a la rutina.


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