martes, 27 de marzo de 2012

PSICOLOGÍA DEPORTIVA





Objetivos del programa de entrenamiento en técnicas cognitivas
Los objetivos del programa de entrenamiento en técnicas cognitivas son (Gonzalo, 1997):
  1. Hacer conscientes a los jugadores del poderoso impacto que tienen en sus sentimientos y en su conducta su actividad cognitiva, es decir, sus pensamientos.
  2. Identificar qué se dicen a sí mismos los jugadores en diferentes situaciones deportivas: cuando van perdiendo, cuando fallan un disparo, cuando les roban un balón, cuando un marcaje es muy pegajoso, etc… con el objeto de conocer qué situaciones y eventos están asociados a determinados patrones cognitivos.
  3. Modificar -si es negativo o interferente con la ejecución deportiva- lo que se dicen a sí mismos los jugadores en dichas situaciones deportivas con el fin de que sus sentimientos y comportamientos sean más efectivos.
  4. Ayudarles a identificar y refutar las distorsiones de pensamiento postcompetitivas, sustituyendo éstas por otros pensamientos alternativos más ajustados a la realidad.
Técnicas para cada objetivo y metodología
Técnicas para el primer objetivo: Para hacer a los jugadores más conscientes del poderoso impacto que tienen los pensamientos en sus sentimientos y en su conducta sobre la cancha, utilizamos la retrospección (Williams, 1993). Consiste en que los jugadores recuerden un determinado partido en el que, por ejemplo, jugaron muy bien y traten de recrear los pensamientos que tuvieron lugar antes y durante ese partido. Muchos jugadores son capaces de identificar patrones de pensamiento asociados a buenas y malas actuaciones. Con ello conseguimos que los jugadores tomen conciencia de la situación específica que condujo a este tipo de pensamiento.
Técnicas para el segundo objetivo: Para identificar qué se dicen a sí mismos los jugadores en diferentes situaciones deportivas para averiguar qué eventos están asociados a determinadas formas de pensar, podemos utilizar, aparte de la retrospección, el cuestionario Feedback de la actuación deportiva (Williams, 1993) Este cuestionario puede administrase después de los partidos y recoge, además de información directa del autodiálogo de los jugadores, otros datos referidos a variables relevantes en psicología del deporte. También podemos utilizar el vídeo; ver vídeos de partidos ayuda al jugador a evocar estos pensamientos, que puede, al mismo tiempo, anotarlos en un papel.
Técnicas para el tercer objetivo: Para modificar lo que los jugadores se dicen a sí mismos en determinadas situaciones -potencialmente generadoras de estrés- utilizamos las autoinstrucciones (Meichenbaum, 1977) Se utiliza cuando lo que el jugador se dice a sí mismo es interferente o inapropiado para la ejecución de la conducta deportiva (Ruiz Fernández, 1993). El psicólogo, junto con los jugadores, repasa las situaciones estresantes del partido que ponen en marcha los pensamientos negativos: por ejemplo, un jugador de balonmano falla un tiro en una muy buena posición para marcar y sus pensamientos tras de este error son: "¡Qué mal ando hoy, no acierto una; creo que no podremos con ellos!".
Este autodiálogo es interferente para la tarea, porque genera ansiedad e impide centrarse en la jugada siguiente o en lo que el entrenador le ha dicho. Se le enseña que en este caso, primero, mediante la técnica llamada parada de pensamiento (Meyers, y Scheleser, 1980) debe detener la cadena de pensamientos negativos diciéndose a sí mismo "¡basta!". Después se le explica que tiene que utilizar las autoinstrucciones previamente ensayadas (frases cortas que internamente nos decimos a nosotros mismos para guiar con éxito nuestra conducta) en esa situación. Entre psicólogo y jugadores determinan qué autoinstrucciones puede usar para ese momento, por ejemplo: "¡Si lo sigo intentando, al final marcaré un gol porque estamos metiéndolos en su área!".
Estas autoinstrucciones, como muy bien apunta Buceta (1991) sirven para recordar que eso que ha sucedido entra dentro de lo posible, que es inherente al juego, que no pasa nada, que los goles ya entrarán, que en ese momento es racional centrarse en lo que el entrenador le indica y no en que ha fallado el tiro.
Otro momento en el que se pueden poner en práctica las autoinstrucciones es cuando el equipo va perdiendo  por varios tantos de diferencia. Es muy probable que afloren sentimientos de desánimo, que los jugadores empiecen a notar ansiedad y se precipiten en la elaboración de las jugadas. Además de poder realizar unas inspiraciones profundas para poder regular el excesivo nivel fisiológico que puede acompañar a esa situación, los jugadores tienen que poner en marcha unas autoinstrucciones -ensayadas antes de la competición- de este tipo: "Tenemos tiempo de recortar; vamos a centrarnos en meter este ataque". Las autoinstrucciones han de ser cortas y congruentes con el estado de ánimo. No vale, pues, decirse "no estoy nervioso" cuando en realidad se está. Es mejor decirse: "Estoy nervioso, pero sé lo que tengo que hacer para superarlo". De cualquier modo, es fundamental que el jugador perciba que lo que se dice le ayuda a superar la situación estresante.
En resumen, podemos utilizar las autoinstrucciones para (Gonzalo, 1997):
  1. Analizar y prever qué es lo que puede suceder en un partido determinado (los inconvenientes que un partido tiene: ir perdiendo, fallar tiros, perder balones…), y ensayar los jugadores, conjuntamente con el psicólogo y el entrenador del equipo, auntoinstrucciones cortas y claras que puedan ser utilizadas en esos momentos para que guíen el comportamiento deportivo con eficacia, que muestren que hay salida para la situación.
  2. Para motivar a los jugadores, ya que éstas pueden ser motivantes en sí mismas, es decir, que su uso tampoco queda restringido cuando encontramos patrones de pensamiento negativo.
Técnicas para el cuarto objetivo: Especialmente cuando se pierde, o cuando no se ha jugado bien, o cuando las circunstancias de la derrota han sido particularmente dolorosas -como perder por lanzamientos desde el punto de penalti en fútbol-, o cuando se pierde jugando bien ya que la suerte ha sido esquiva, tenemos que estar atentos a las distorsiones cognitivas que pueden cometer los jugadores. Gauron (1984) ha recogido las distorsiones cognitivas que más comúnmente cometen los jugadores:
  1. La perfección es necesaria: Una de las ideas irracionales o distorsiones cognitivas que con más frecuencia cometen los deportistas es la de que deben ser competentes y perfectos en todo lo que intentan. Los deportistas que piensan que deben ser perfectos se culparán a sí mismos por cualquier fallo que cometan. Su auto concepto será muy bajo cuando se equivoquen. Este tipo de distorsión conduce, además, a que el jugador esté presionado y no disfrute con el juego y no rinda óptimamente.
  2. Catastrofizar: Acompaña normalmente a las tendencias perfeccionistas. Si el deportista cree que cualquier fallo es un desastre humillante, hay que actuar sobre esta distorsión. Pensar que las derrotas son catástrofes no servirá de nada. Sólo resulta útil corregir defectos y prever, dentro de lo humanamente posible, acontecimientos futuros.
  3. La valía personal depende del éxito: Hay que ayudar a los jugadores a que se valoren no sólo por el éxito (ganar, jugar de titular…) sino por su contribución general al equipo (mayor muchas veces de la que perciben) y por el esfuerzo personal que como profesionales realizan para superarse, y en dónde sí deben exigirse.
  4. Culpar: Nada se gana con poner excusas o con atribuir los fallos a otros. De la misma manera, tampoco se consigue nada con atribuirse todas las culpas de la derrota. El psicólogo debe ayudar a los jugadores y entrenadores a realizar atribuciones adecuadas de responsabilidad sobre su actuación y rendimiento.
  5. Pensamiento polarizado: Es la tendencia a ver las cosas y las personas en términos de todo o nada (pensamiento absolutista) El pensamiento de todo o nada conduce al deportista a categorizar cualquier evento como exitoso o no exitoso, bueno o malo. Este pensamiento también suele presentarse en forma de etiquetaciones: "Este es un equipo perdedor"; "no tienen agresividad"; "son un equipo faltón…" Describir evaluativamente algo o alguien en dos o tres palabras estereotipadas es muy negativo ya que los deportistas tienden a introyectarlas, pasando así a formar parte de su autoconcepto e influyendo en sus expectativas. Las etiquetas, además, son muy difíciles de eliminar; conviene, por ello, intentar evitar este tipo de lenguaje categórico.
  6. Sobregeneralizar: A partir de unas pocas experiencias, inferir una frase válida para todo tipo de situaciones. Es concluir sin tener suficiente apoyo empírico para ello. Ejemplo: a partir de que dos partidos no se jugaron bien en una determinada cancha, afirmar que no se hacen buenos partidos en ese lugar.
  7. Personalizar: Verse a sí mismo como causa de las derrotas y de los fracasos. Ejemplo: "Hemos perdido el partido porque yo fallé el lanzamiento en el último minuto."
Después de los partidos se analiza objetivamente, con la ayuda del vídeo, la actuación del equipo. El psicólogo, los jugadores y el entrenador tienen que estar muy atentos a cualquier tipo de verbalización y evaluación que sobre lo sucedido en la cancha se haga. Particularmente, hay que identificar y modificar las distorsiones anteriormente descritas porque pueden afectar al ánimo de los jugadores. De lo que se trata, en suma, es de realizar un análisis objetivo de lo sucedido en el partido, o sea, analizar los hechos de modo que se ajusten lo más posible a lo acontecido durante el partido. Para ello, podemos servirnos de la reestructuración cognitiva que también se usa en clínica. Consiste básicamente en lo siguiente: 1. Lo que los jugadores manifiestan son hipótesis que deben ser comprobadas o rechazadas por la evidencia empírica. 2. Hay que buscar la evidencia que pruebe que lo que se dice es efectivamente así. 3. Discutir las opiniones a la luz de la evidencia encontrada (Beck, 1984).
Para practicar una reestructuración cognitiva a un equipo de jugadores puede seguirse el esquema que Andrés, y Bas (1994) proponen para el ámbito clínico, que puede trasladarse al área deportiva sin mayor problema.
Conclusiones
En definitiva, se trata de que los jugadores y deportistas perciban al psicólogo como un entrenador más, sólo que en el aspecto mental o de mental training (Williams, 1993). Así como un entrenamiento diario físico técnico y táctico conduce a que los jugadores afronten la competición preparados en éstas áreas, un entrenamiento en este caso cognitivo -lo cual no excluye, evidentemente, que puedan usarse otras técnicas para otros niveles dentro del triple sistema de respuesta- puede contribuir a que los jugadores posean una adecuada preparación en el aspecto psicológico.

viernes, 23 de marzo de 2012

En honor a nuestro amigo Ramón Dominguez y Evita Dominguez



Mon
Mon se levantó y se hizo su rutinario café. Observó a Evita, la mujer de su vida. La notaba un poco rara. A lo mejor con todas las obligaciones que tenía últimamente la había abandonado un poco.
-Debería hacerle más caso. Ella no se merece mi indiferencia- pensó preocupado.
 Salieron los dos a la calle como cada mañana. Evita llevaba en su vida cerca de 5 años y el que viviera con él le había cambiado totalmente la vida.  Le daba cariño, compañía, le escuchaba siempre sin juzgarlo, era totalmente fiel y eso valía mucho. No sabría que hacer sin ella.
La noche anterior se habían acostado tarde. Tuvo que tocar en un pequeño bar donde lo llamaba a veces  para que actuara y así de paso se llevaba un dinerillo. La verdad es que no le pagaban mucho pero las copas se las daban gratis y, sólo por eso, aceptaba tocar. Además, venían a verlo sus amigas y eso siempre le daba extra de motivación. Él no se tomaba muy en serio su música. Lo hacía por puro pasatiempo  y porque le divertía, pero no creía realmente en su talento. Empezó a tocar la guitarra porque veía que se ligaban un montón, así que ni se lo pensó.
-“TODO POR UN POLVO” era su lema.
Ahorro unos meses y se compró su primera guitarra. Para su sorpresa descubrió que no se le daba nada mal y que disfrutaba mucho con ello y como había imaginado, también le ayudaba mucho a ligar. Así fue como la guitarra pasó a formar una parte más del cuerpo de Mon. No había fiesta en la que no se presentara con ella al hombro y hasta que Evita entró en su vida, era su más fiel compañera.
Eran las 8:50 y llegaba tarde a trabajar. Hacía casi un año que su segunda afición, la fotografía, le había proporcionado un puesto de trabajo, pero ya estaba empezando a cansarse. No estaba siendo el trabajo estimulante que imaginó en un principio.
Lo que había imaginado como un trabajo que le daría la oportunidad de viajar, cubrir emocionantes eventos, conocer y fotografiar a muchos modelos (“TODO POR UN POLVO”) estaba siendo todo lo contrario. Apenas salía del estudio.
 Tras mucho pensarlo, estaba decidido a dar un nuevo rumbo a su vida. Aún no sabía cuál pero presentía que pronto lo descubriría. ¿Verdad Evita? Ella lo miró sin decir nada. Era lo bueno de ella, que sin hablar se entendían perfectamente. Después de su querida  madre, era la mujer que más quería en el mundo. De eso no había duda.
Se sentó y ante una mañana tranquila y sin mucho trabajo, encendió el ordenador y se dispuso a escribir en su blog: “EL RINCON DE LOS JUSTOS”.
 De repente se acordó de B. La había encontrado muy guapa el otro día en la fiesta de Carol. El saber que ella no lo podía ver le hacía mucha gracia y le producía unas ganas tremendas de acercarse a ella para incomodarla.
Estuvieron juntos en clase y no tenían a penas relación. Un día ella leyó uno de sus artículos y se puso como loca. Sólo de recordarlo se moría de la risa. Aquella chica tan guapa y educada se trasformó en una loca después de leer su artículo. 
Nunca imaginó que iba a conseguir esa reacción de B. Ni siquiera imaginó que aquella guapa y discreta chica pudiera llegar a leer su blog.
-Por cierto- pensó -¿cuál era el artículo?- Y empezó a buscarlo.
-Aquí esta: “LO QUE QUIERE UN HOMBRE”
-¡Que buen título!- pensó -Hacía mucho tiempo que no lo leía.
Lo que quiere un hombre.
Está claro amigos... Tanta lucha de parejas, tanto "te vas con tus amigos y pasas de mí", tanto "no me dijiste esto como yo lo esperaba", "no eres cariñoso", "no bebas más", "no expresas tus sentimientos", "miras a otras por la calle", etc, etc, etc. ¿No estáis un poco hasta los mismísimos? Pues yo sí. Y he descubierto una técnica infalible: DECIR LA VERDAD. Y es muy sencillo. Al principio es jodido, porque tantos años de aguantar monsergas femeninas acaba por normalizar la situación de que siempre estés con cara de gilipollas, cubriéndote del chaparrón como buenamente puedas. Pero ahora no. Voy a decir la verdad:
Un hombre quiere comer, cagar, dormir y empujar de vez en cuando. Es tan simple como eso.
-Pues Rodri, el novio de Mari le compró un ramo de 20 rosas por los 20 meses que llevan juntos.
-Rodri es homosexual.
-¡Ya está! Pues hay hombres sensibles y cariñosos.
Y efectivamente los hay. En eso tienen razón pero una de tres: O es homosexual y no quiere reconocerlo (hay tíos que se mueren de viejos habiendo formado una familia, como Rodri, siendo mariquita), o está empezando la relación (el que no miente no folla) o es tonto del culo (está conforme con su estatus inferior y le da a su pareja lo que quiere, sin importarle una mierda sus propios deseos: comer, cagar dormir y empujar de vez en cuando). Así que todo acaba como tiene que acabar.
-¿Me dejas en paz ya, que estoy viendo el partido? ¿O yo te molesto a ti cuando estás fregando los cacharros o estas barriendo el piso?
Y es que los espacios de cada uno hay que respetarlos.
Así que mis queridos amigos, tened esto en cuenta: Adán estaba de lujo en el paraíso. Con su taparrabos, rascándose los huevos cuando le venía en gana, su Play Station, sus manzanas, sus paz interior, su zoofilia... y Dios, que es un cachondo, pensó: Este cabrón vive "como Dios" y eso no puede ser. Y creo al estorbo.
Casi no pudo acabar de leerlo porque se moría de la risa.
-Pero si es buenísimo. Hasta mi madre lo encontró gracioso.
No recordaba exactamente lo que le había contestado B, pero lo que si recordaba es que estaba totalmente indignada y ofendida por “el trato que le había dado a las mujeres en su artículo”.
-¡Qué poco sentido del humor tienen estas pijas!
Se abrió la puerta y entró un cliente que le hizo volver a la rutina.


martes, 13 de marzo de 2012

¿ COMO ES LA RESPUESTA SEXUAL FEMENINA?






Da la sensación de que la respuesta sexual de la mujer se halla mucho más influida por aspectos psicológicos que sexuales. Decíamos antes que el hombre se excita con poca cosa. La mujer, en cambio, necesita más alicientes. Lo más frecuente es que dé mucha importancia a los componentes psicológicos no sexuales que intervienen en la relación. Una mujer heterosexual, para excitarse sexualmente con un hombre, debe considerarlo agradable, afectuoso y emocionalmente interesante.


La vulva

Los genitales externos de la mujer responden al nombre de vulva. Bien es verdad que este nombre, impecable desde el punto de vista técnico, tiene poco predicamento. La prueba es que no se emplea como exclamación soez. Difícilmente oiremos a alguien diciendo "¡Vulva!" como indicación de asombro, interés o fastidio. Más bien oiremos "¡Coño!" o, con fines más explicativos que imperativos, alguno de sus eufemismos malsonantes ("chocho", "conejo", "patata"...)

La vulva es un objeto anatómico poco conocido, en general. Muchas son las mujeres que no la conocen a fondo, lo que requiere examinarla con ayuda de un espejo (no es necesario que sea mágico).

El clítoris, ese curioso adminículo situado en la parte superior, y cubierto por un capuchón que, por abajo, se continúa con los labios menores, suele acaparar misterio y morbo a partes iguales. Los varones que conocen su existencia, suelen adjudicarle un uso prioritario en la obtención de placer, lo cual no es compartido por la generalidad de las mujeres.

Acariciar un clítoris es una experiencia de todo punto recomendable, pero no exactamente cosa fácil. Cuando la mujer empieza a excitarse, el clítoris aumenta de tamaño, pero también (y mucho más) el capuchón que lo cubre. De ahí que muchos clítoris queden embozados en esta fase de alegría, con lo que su apariencia es un tanto imprecisa. Si la mujer no orienta verbalmente en esa lid, el hombre puede quedar desorientado en su acoso y derribo del eréctil, pero esquivo, cuerpecillo.

Mujeres hay que, aún habiendo oído y leído acerca del clítoris, no están muy seguras de donde lo tienen, e incurren en similares torpezas cuando el pequeño travieso da señales de vida, pero sin mostrarse (cubierto por su capucha) con suficiente descaro. Habida cuenta de que hay otras partes de la vulva tan sensibles como el propio clítoris (el capuchón, los labios menores) la exploración al tacto no resulta suficientemente reveladora.

He tenido clientes que, solas o en pareja, han fallado estrepitosamente en la búsqueda y captura del interesante artificio. Y es que el clítoris, aunque muy sobrevalorado, cuesta realmente de hallar a menos que sea muy prominente. El tamaño de este artilugio es variable, desde milímetros a varios centímetros. Los más habituales pueden ser evidentes en fase de letargo, pero quedan perdidos en la espesura apenas se inicia la fiesta.

Como veremos, la excitación sexual de la mujer se manifiesta por el entumecimiento de clítoris, capuchón y labios menores, con lo que los dos últimos instrumentos pueden englobar al primero y hacerlo poco patente. Por otra parte, el clítoris puede reaccionar con disgusto si se le acaricia directamente. Es muy suyo, y, en muchas mujeres, delicado. Tocar directamente el clítoris puede causar una sensación de intenso cosquilleo, agradable y desagradable al mismo tiempo. Es mejor actuar sobre él a través del capuchón, o con la mano plana sobre los labios menores y mayores, o acariciándolo "desde arriba" a través del monte de Venus. La lengua bien húmeda es el órgano sexual que el pequeño clítoris acepta mejor como compañero de viaje, a condición de que se comporte en forma paciente y tenaz. Como muy bien respondía un clítoris suspicaz, al ser preguntado por otro clítoris malintencionado acerca de su relativa sequía en cuanto a placeres: "¡Malas lenguas!".

¿Orgasmo clitoridiano o vaginal?

¡Qué mas da! Cualquier orgasmo requiere la suficiente estimulación, en intensidad y tiempo, de la plataforma orgásmica (clítoris, capuchón y labios menores). Quien dedique sus afanes a una parte concreta (clítoris, labios menores...) logrará orgasmo. Quien incite la plataforma de forma indirecta (masajeando los labios mayores, revolviendo el monte de Venus, apretando los muslos, apretando todo el pubis sobre un cojín, o sobre un osito de peluche, o sobre la pierna del noviete...) llegará igual. Durante el acto sexual, propiamente dicho, el negocio es más difícil. Requiere que los cuerpos de los dos contendientes se aprieten, pubis contra pubis, de forma que la plataforma orgásmica se sacie de apreturas. También es posible que mujeres hábiles "pillen" el orgasmo durante el acto sexual, simplemente apretando los músculos de los muslos y del recto. Algunas afortunadas (pocas) tienen orgasmos solamente con excitaciones mentales.

Digan lo que digan, pocas veces "el varón provoca el orgasmo a la mujer". Es la mujer quien lo "captura" con la ayuda de su compañero.

Aquella famosa frase "no hay mujeres frígidas sino varones inexpertos" me ha parecido siempre desastrosa. Eleva la mujer a la categoría de un instrumento musical ("no hay guitarras malas sino guitarristas inexpertos"). Creo que remeda una frase de San Pablo ("no hay mujer honesta sino mal trabajada") que también se las trae. Lo correcto es pensar que si una mujer tiene algún tipo de dificultad sexual, es ella, en primer lugar, quien tiene que preocuparse por aprender a corregirlo. No quedarse tendida pasivamente en la cama esperando que el compañero adquiera experiencia.

Todas, todas las mujeres, tienen la posibilidad de tener orgasmos. Las condiciones son:

1. Estimulación en el lugar adecuado.

2. De la forma adecuada.

3. Durante el tiempo necesario.

4. Con los componentes psicológicos oportunos.

Repasémoslas una por una.



Estimulación en el lugar adecuado

El lugar adecuado puede ser cualquiera que, de forma directa o indirecta, presione la plataforma orgásmica. Veamos los lugares y las técnicas:



1. Clítoris, capuchón del clítoris y labios menores. Todas estas zonas tienen una similar sensibilidad en cuanta recepción de estímulos sexuales. Su importancia queda reflejada en el hecho de que más del 80 % de las mujeres que se masturban, lo hacen acariciando estas partes concretas. En la masturbación, las mujeres mueven uno o dos dedos suave y rítmicamente sobre las zonas sensibles, o bien aplican una presión rítmica o constante con varios dedos o toda la mano. Harían bien los hombres en copiar tales maniobras, a la hora de solazar a sus compañeras.

Es normal que con uno o dos dedos se accione entre los labios menores, frotando a lo largo para llegar, en cada movimiento, hasta el clítoris o a su base. También es útil apretar los labios entre pulgar e índice, de forma rítmica.

En algunas mujeres, estas zonas son excesivamente sensibles. En estos casos, ellas suelen preferir la estimulación a través del capuchón del clítoris, es decir, "desde arriba". O bien, la estimulación a través del monte de Venus, la parte inmediatamente por encima de la vulva, cubierta por el vello pélvico.

Recordemos que todas estas estructuras están ligadas al clítoris en su parte anterior y superior, y que, por tanto, su estimulación actúa indirectamente sobre ese órgano.

Otra técnica, sobre estas mismas zonas, es la aplicación del estímulo con algún objeto en lugar de los dedos. Más adelante hablaremos del efecto que un vibrador puede tener en estos casos.



2. Labios mayores. La presión sobre los labios mayores puede resultar muy estimulante para algunas mujeres. De todas formas lo normal es que, cuando se actúa sobre los labios mayores. La fuerza se ejerce de forma general sobre toda la zona genital.



3. Presión de los muslos. Es una técnica de masturbación empleada por un diez por ciento de mujeres. Las presiones afectan a toda la zona genital (labios mayores, menores, clítoris...)



4. Tensiones musculares. Existen maravillosos orgasmos femeninos producidos únicamente por la tensión de los músculos de la zona pélvica. Una hembra boca abajo, moviendo las nalgas rítmicamente hacia adelante y una contra otra, puede llegar al clímax con relativa facilidad. Algunas de ellas aprovechan para presionar suavemente sus genitales contra la cama, un cojín o un muñeco de peluche.

Los movimientos de las nalgas, con tensión considerable de los músculos glúteos y abductores, imitan los movimientos del varón durante el acto sexual, y son los mismos que efectúa la mujer cuando se coloca encima en dicho acto.

Como técnica de masturbación no es tan frecuente como otras; alcanza al cinco por ciento de mujeres. pero quienes la experimentan aseguran que es una de las más gratificantes en cuanto a la calidad de los orgasmos alcanzados.



5. Los pechos. En gran cantidad de mujeres los pechos, y, muy especialmente, los pezones, son eróticamente sensibles. La estimulación de los pechos, por sí sola, no es suficiente para llegar al orgasmo, salvo en algunas mujeres muy sensibles. Pero sirve de mucho combinar la estimulación de los senos (acariciándolos, oprimiéndolos con la mano o con el cuerpo, besándolos...) con la de los genitales.



6. La vagina. La realidad es que solamente existen zonas erógenas en la parte inicial de la vagina. Más adentro el equipamiento de "terminales de placer" es escaso o nulo. De ahí que, aunque alrededor de un 20 % de mujeres se masturben introduciendo dedos u objetos en la vagina, pocas de ellas dejan de acariciarse, al mismo tiempo, en el resto de los genitales.

Algunas mujeres tienen sensible el llamado punto G (por su descubridor, Grafenberg). Se trata, más o menos, de la zona de la vagina correspondiente al clítoris, por debajo. Para llegar a él se debe introducir un dedo, preferentemente el medio, en la vagina. Con el pulpejo del dedo hacia arriba, puede estimularse este punto. No todas las mujeres reaccionan en este recinto. Lo más práctico es probar, preguntar, y actuar en consecuencia.



Estimulación de la forma adecuada

La forma adecuada es la que cada mujer considera adecuada para ella misma. Si la mujer tiene experiencia en masturbarse, lo mejor es que comunique al hombre cómo lo hace, o que haga una demostración práctica.

Hay mujeres que prefieren la estimulación con los dedos, otras con la lengua, otras seleccionan el frotamiento de los genitales con el cuerpo del compañero. Los vibradores y las duchas de teléfono (más estas últimas) son fuente de consuelo para muchas señoras respetables. Pueden utilizarse también en la relación de pareja.

El acto sexual, propiamente dicho, puede ser una "forma adecuada" si la mujer ha aprendido a pescar el orgasmo apretándose contra el cuerpo del hombre en cada movimiento de la penetración y ejercitando las tensiones musculares antes comentadas. En el caso contrario, el acto sexual, propiamente dicho, es una de las formas más cansadas e inoperantes para que las mujeres lleguen al fascinante y reparador orgasmo.



Durante el tiempo necesario

Aquí si que hay variaciones para todos los gustos.

Es normal que una mujer, masturbándose en solitario, alcance su orgasmo en periodos relativamente cortos, de uno a cinco minutos. Pero esa misma mujer, en una relación sexual con compañero, puede tardar entre quince y treinta minutos en llegar al delicioso final.

Ello es debido a la importancia del "componente psicológico". En la masturbación solitaria, el componente psicológico es fácil de controlar por la misma mujer. Bastantes mujeres, una tercera parte al menos, no manejan fantasías eróticas durante la masturbación. En cambio, en los varones, las fantasías aparecen en el cien por ciento.

El "componente psicológico" en la mujer, no es, necesariamente, de naturaleza sexual o erótica. Las lecturas usadas por los hombres al masturbarse son, con gran preferencia, las de tipo pornográfico. En cambio las mujeres prefieren novelas románticas.

Otra circunstancia que retrasa la obtención del orgasmo en compañía, es la voluntad de alargar el acto (para disfrutar más tiempo). Desgraciadamente, la mayor parte de las veces que el orgasmo femenino se retrasa, es por la ineficacia de las técnicas que las parejas emplean de forma habitual en el coito.



Con los componentes psicológicos oportunos

Los componentes psicológicos, en la sexualidad femenina, son mucho menos sexuales que los del varón. El hombre reacciona con presteza a los estímulos sexuales, en tanto que la mujer es más calmada en su reacción. Para las mujeres, lo más importante es sentirse relajadas, tranquilas, seguras. Si aprecian urgencias en el varón, pueden quedar bloqueadas al percibir que ellas no vibran con idéntica rapidez o facilidad.

Por lo tanto, cuando hablamos de componentes psicológicos no nos referimos a componentes sexuales ni eróticos. El consabido "período de preparación" en el que las parejas se acarician, antes del acto sexual, no es (para la mujer) propiamente un periodo de preparación sexual, sino una manera de transmitir afecto y sexo no exigente.

Las parejas de novios, a la manera clásica, tienen experiencia en periodos de caricias, besos... antes de llegar a la relación sexual más íntima. Incluso es frecuente que las caricias, a la larga, incluyan los pechos y los genitales. Tales caricias (lo que los americanos llaman "peeting"), sin orgasmo o con orgasmo, suelen coincidir con fases de mucho cariño y pasión. De ahí que acostumbren a ser muy satisfactorias y apetecidas por ambos miembros de la pareja.

Pero cuando se dispone de más tiempo, junto a los problemas que la convivencia acarrea, las fases de caricias pueden irse acortando, lo que no favorece las cosas al perturbar la necesaria relajación de la mujer. En tales circunstancias, las mujeres perciben como desagradables las aproximaciones rápidas o las muy evidentes. Hay maridos que ni se acuerdan de que sus mujeres existen, excepto cuando les apetece sexo. Tales días se ponen mimosos, o besan a sus esposas en el cuello sin que venga a cuento. Si la mujer, el resto de los días, no recibe ni el beso de los buenos días, no es extraño que reciba con desagrado las muestras de afecto que intuye falsas, y que resultan la señal inequívoca de que el marido ese día quiere juerga.

lunes, 5 de marzo de 2012

Robert...otro personaje de ¿ Puede Haber algo peor?


ROBERT
La verdad era que no podía seguir así. Era sábado
y había decidido quedarse en casa y no salir de
fiesta con sus amigos. Estaba cansado, y además,
Alba, su amor platónico desde la guardería, se estaría
morreando con su nuevo novio. Lo último
que le apetecía era contemplarlo.
Se dio una ducha y cuando se disponía a leer
un rato en la cama, oyó la cerradura de la puerta
principal. Alguien quería entrar pero no atinaba
con la llave. El corazón le dio un vuelco y empezó
a latirle a mil por hora, sus músculos se tensaron
automáticamente.
Le pareció escuchar a su madre levantarse rápidamente
del sillón y salir corriendo hacia la cocina.
Si su marido llegaba y la encontraba viendo
la tele se enfadaría , y si además el «caballero»
venía con unas copas de más, se podía armar bien
gorda.
Robert estaba harto de la situación que se vivía
en su casa. Ya había cumplido 20 años, y desde
que tenía uso de razón, recordaba a su madre
como una mujer infeliz, sumisa y atemorizada por
las reacciones de su marido.
En un par ocasiones su padre le había levantado
la mano, pero casi siempre volcaba su frustración
contra su esposa. Con él no se atrevía desde
que cumplió los 10 años. Era lo que más rabia le
daba: encima era un cobarde.
Había contemplado cómo pegaba a su madre
«únicamente» en dos o tres ocasiones.
Su padre siempre se aseguraba antes de que él
no estuviese en casa cuando lo hacía, pero paradójicamente,
las veces que lo contempló, no fueron las
situaciones que más le dolieron. Le dolía mucho más
ver una y otra vez cómo la trataba, cómo le hablaba,
las continuas e injustificadas humillaciones, las
malas contestaciones, los insultos, los desprecios…
Al principio, cuando era solo un niño, sentía un
gran temor hacia ese señor que era su padre y que
se suponía que tenía que querer, pero la realidad
era que apenas lo conocía. Se limitaba a llegar del
trabajo cansado y solo abría la boca para quejarse
de lo fría que estaba la cena, de lo alta que estaba
la tele, de lo baja que estaba la radio, de lo caliente que estaba la cerveza…
Robert le tenía auténtico miedo. Cuando fue
creciendo el temor dio paso a la indignación, pero
esta vez hacia su madre. ¿Cómo toleraba ese trato?
¿Cómo lo aguantaba durante tantos años una
y otra vez? ¿Por qué seguía a su lado?
Tenía tantas preguntas que nadie le contestaba
nunca. Cada vez que intentaba hablar con su madre
y abrirle los ojos, ella se limitaba a cambiar de
tema o a justificarlo.
—No es mal hombre, trabaja mucho y viene
cansado.
Se ponía nerviosa y cambiaba de tema lo más
rápidamente que podía. Pero Robert ya estaba cansado
de oír siempre la misma absurda y estúpida
frase.
Así que todo ese temor dio paso a una gran rabia
contra su madre, que con el paso de los años,
como es lógico, pasó a convertirse en una gran
pena, por su madre pero sobre todo por el infeliz,
frustrado y amargado ser que era su padre.
Oyó como por fin conseguía abrir la puerta,
y, dando tumbos, se dirigió hacia la cocina. Lo siguiente
que recuerda es un gran estrépito y un
aterrador ruido de platos rotos.
Consiguió levantarse y asustado abrió la puerta
de la cocina. Lo que vio le dejó marcado para
siempre. Su madre estaba en el suelo a cuatro patas y su padre la cogía por el cuello, obligándola a
comerse la comida que se había caído. La escena
era tan dura que su cerebro tardó unos segundos
en reaccionar, pero cuando lo hizo ni se lo pensó.
Poseído por la enorme rabia que había reprimido
durante tantos años, se dirigió con paso firme
hacia su padre, lo incorporó y de un puñetazo, rápido
pero consistente, lo dejó tirado en el suelo
sangrando por la nariz. Los gritos de su madre le
hicieron volver a la realidad y con tranquilidad,
como si estuviera flotando, se dirigió hacia el teléfono
y llamó a una ambulancia.
En las tres semanas que estuvo su padre ingresado
no fue a visitarlo ni una sola vez, se dedicó
a buscar piso y se fue de casa para siempre. No
lo había hecho antes por su madre, temía por su
seguridad, pero después de este fatal incidente se
dio cuenta de que ya nada mas podía hacer por
ella. Fuera por lo que fuera, y por algún extraño
motivo que ni los mejores psicólogos podían explicar,
ella seguía al lado de ese hombre que la
maltrataba y humillaba a diario. Además, si se
quedaba en su casa, no sería responsable de lo
que le podía hacer a su padre la próxima vez que
la agrediera. Estaba dispuesto a matarle si hiciera
falta.
Sentía un gran odio en su interior, a veces hacia
su padre, a veces hacia su madre, pero sobre todo
hacia el mismo, por no haber conseguido salvar a
su madre de aquel tormento.
Pronto empezó a trabajar y a estudiar la carrera
de Derecho. No tardó en enamorarse de una
chica de su facultad. Era alta y guapísima, pero
nadie entendía cómo un chico tan inteligente y
agradable podía aguantar los continuos desaires
de aquella chica tan prepotente y consentida.
Marisa, así se llamaba, era hija única. Su madre
había muerto cuando ella solo contaba con 8
años. Su padre para evitar su sufrimiento, le consentía
absolutamente todos los caprichos. Pasaba
mucho tiempo fuera de casa trabajando, así que
para borrar el sentimiento de culpabilidad que tenía,
la complacía con todo lo que la niña quería.
Era viernes ,y Robert hacía dos meses que tenía
compradas unas entradas para la ópera. Era misión
imposible conseguirlas, así que estaba muy ilusionado
con el plan y con darle una sorpresa a Marisa.
Cuando pasó por su casa a recogerla aún no estaba
vestida y hablaba con su amiga por teléfono.
—Davinia, ya te he dicho que ese color no te favorece
nada. ¿Qué más te has comprado?.....esa
tienda es súper vulgar.
Robert empezaba a impacientarse, pero no le
decía nada por miedo a que se enfadara, tenía que
reconocer que su chica poseía un carácter difícil.
Pero al ver que no se disponía a colgar, le hizo
un gesto con la mano en señal de que llagaban
tarde.
—Davina, espera un segundo por favor.
—¿Qué quieres? ¿No ves que estoy hablando?
—dijo con la cara torcida en un gesto de desprecio.
Robert se limitó a sentarse y esperar. Ella seguía
conversando tranquilamente con su amiga,
¡ahora estaban hablando de no sé qué concursante
del gran hermano!
—Por favor Marisa, quedan 15 minutos para
que comience la función, llegaremos tarde —le
suplicó con la cara más tierna que pudo.
—Te tengo que dejar, el pesado de Robert me
quiere dar una sorpresa, seguro que me lleva al
cine a ver una de esas pelis cursis que tanto le gustan
—y tras un rato de risitas tontas por fin colgó.
—A la ópera….—quiso corregir él, pero ella ya
se había ido hacia la habitación.
Tras otros 10 minutos de espera interminable,
salió.
—No sé qué ponerme, no tengo ropa —dijo
haciendo pucheritos.
Robert se dio cuenta de que ya no llegarían a la
ópera, y resignado, guardó las preciadas entradas
en su cartera donde se quedarían sin usar para
siempre.

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¿ Pienso en ti porque estoy triste, o estoy triste porque pienso en ti?





PENSAMIENTOS IRRACIONALES

“El hombre no se ve distorsionado por los acontecimientos, sino por la visión que tiene de ellos”.
Epicteto.
“Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto”.
Henry Ford.

   No son las cosas que nos ocurren, las jugadas que nos hacen los amigos, o la mala suerte que creemos que nos acompaña lo que nos hace infelices. Lo que realmente nos hace infelices son nuestros pensamientos, la forma en que interpretamos esas cosas que nos ocurren y el mundo en general. Nuestras creencias condicionan la percepción que obtenemos de todo.
   Piensa en las personas que te rodean, analiza objetivamente su vida y verás que la gente más feliz no tiene por qué ser aquella a la que todo le ha salido bien: encontrarás gente equilibrada que ha tenido grandes desgracias, que ha recibido palos, que no siempre ha sido comprendida... y encontrarás personas infelices a las que, vistas desde fuera, parece que todo les sonríe. ¿Por qué?
   Porque durante nuestra vida estamos continuamente hablándonos a nosotros mismos, dándonos órdenes, interpretando las cosas que pasan... o sea, pensando. Ese proceso está ahí de forma permanente, y por eso lo que nos llega dentro no es el mundo, sino aquello en lo que yo he convertido el mundo al interpretarlo, analizarlo...
   Es decir, son tus propios pensamientos, dirigidos y controlados por ti, los que te crean ansiedad, tristeza, mal humor y depresión. Y también son tus propios pensamientos, dirigidos y controlados por ti, los que te van a crear tranquilidad, alegría, buen humor y ganas de vivir.
   Así que vamos a cambiar nuestra forma de pensar para que nos lleve a estar mejor. Vamos a utilizar la cabeza para lo que realmente nos tiene que servir: para ser más felices.
Aquí tienes el tipo de ideas que nos fastidian y que hacen que nuestra mente filtre la realidad y la convierta siempre en negativa, o sea, el tipo de ideas irracionales que nos hacen infelices. Tu primer trabajo es analizarte y ver cuándo caes en ellas:
1. PENSAMIENTO SUPERMÁN: Para considerarse valioso, se debe ser muy competente, casi perfecto y capaz de lograr cualquier cosa en todas las áreas posibles. Mi valor como persona depende de cuánto consiga y realice.
2. PENSAMIENTO BEST SELLER: Una necesidad extrema de todo ser humano adulto es el amor y la aprobación de todas las personas significativas que hay a su alrededor. Tengo, por tanto, que esforzarme mucho por agradar a todos, porque si no lo hago, me abandonarán o me rechazarán.
3. PENSAMIENTO INQUISICIÓN Ciertas personas son malvadas, infames y viles y debe culpárselas y castigárselas duramente por su maldad.
4. PENSAMIENTO NIÑO MIMADO: Es horrible y catastrófico el hecho de que las cosas no vayan como a uno le gustaría que fuesen.

5. PENSAMIENTO DESTINO INEVITABLE: La desgracia humana se origina por causas externas y la gente tiene poca influencia, o ninguna, para controlar sus penas y sufrimientos. No tengo control sobre lo que me pasa, sobre lo que pienso o sobre lo que siento.
6. PENSAMIENTO PELÍCULA DE SUSPENSE: Si algo es desconocido o incierto, uno debería sentirse terriblemente preocupado y ansioso por ello y pensar constantemente en la posibilidad de que ocurra.
7. PENSAMIENTO AVESTRUZ: Es más fácil evitar ciertas responsabilidades y dificultades en la vida que afrontarlas.
8. PENSAMIENTO BEBÉ: Se puede depender de los demás, porque se necesita alguien más fuerte en quien confiar.
9. PENSAMIENTO TESTARUDO: La historia pasada de uno es un determinante decisivo de su conducta actual, y algo que le ocurrió alguna vez y le conmocionó debe seguir afectándole siempre.
10. PENSAMIENTO ABNEGADO: Uno debe preocuparse mucho por los problemas y preocupaciones de los demás. Está mal ser egoísta.
11. PENSAMIENTO ORDENADOR: Invariablemente existe una solución precisa, correcta y perfecta para los problemas humanos, y es catastrófico no encontrarla.
12. PENSAMIENTO ROSA: Las personas somos frágiles y nunca deberíamos sufrir daño alguno. Por lo tanto, yo nunca debería hacer daño a nadie.
13. PENSAMIENTO TELENOVELA: El amor es perfecto y la relación ideal existe realmente.




Si te identificas con alguno de estos pensamientos, seguramente estarás sufriendo en alguna área de tu vida. Acude a un profesional o infórmate en Internet sobre el tema de los pensamientos irracionales.
 Créeme: cambiara tu vida, porque cambiara tu manera de interpretar la vida!!!Así de sencillo y de eficaz.