La sensación de vacío
interior
En la actualidad, son muchas las
personas que están sintiendo cierta sensación de vacío interior. Tal vez se
expresa como una sensación general de malestar o insatisfacción, de que algo no
marcha del todo bien en ellos o en sus vidas, o bien sienten que no encuentran
su lugar en el mundo o tienen una sensación de falta de sentido.
Son las personas que tienden a
recurrir a los libros de autoayuda, a la introspección y el autoconocimiento.
Intentan conocerse mejor, saber cuáles son sus problemas, tratar de afrontarlos
y superarlos y, en general, mejorar como personas.
Algunos sienten una verdadera
sensación de intenso vacío, como si no tuvieran identidad, no supieran del todo
quiénes son, qué sentido tiene sus vidas, hacia dónde dirigirse o qué hacer
para cambiar esa situación.
El precio de la libertad
Estamos viviendo una época en la
que predomina ante todo la individualidad. Es decir, se da gran importancia a
los derechos del individuo y la búsqueda de la felicidad individual, el derecho
a ser completamente libres, a elegir quiénes somos o qué queremos hacer con
nuestra vida. La libertad es, por supuesto, una de las mejores cosas que
podemos tener pero, a menudo, no nos damos cuenta de que suele venir con un
precio.
Si nos vamos al extremo opuesto e
imaginamos una sociedad donde no existe este individualismo y preocupación por
la libertad y los derechos del individuo, podemos remontarnos un poco al pasado
y pensar, por ejemplo, en el hijo de un granjero que está destinado también a
ser granjero. Desde niño, su identidad está dada de antemano, su futuro está
escrito y no tiene nada que decidir. Una persona así ya tiene una vida hecha y
una misión. Si tiene suerte, puede que esa vida-lotería que le ha tocado le
satisfaga y sea feliz, pero también es muy posible que sea desgraciado hasta el
final, atrapado en una vida que no es la que desea vivir y sin libertad para
elegir.
Sin embargo, si nos vamos al otro
extremo e imaginamos ahora la persona que nace totalmente libre, lo que nos encontramos
es una persona que debe construir su identidad desde cero, que nace, al más
puro estilo existencialista, en una especie de vacío, donde no tiene más que
existencia, pero no tiene esencia; puede ser cualquier cosa, pero por ahora no
es nada; puede hacer lo que quiera, pero ¿qué es lo que quiere? La persona
completamente libre tiene por delante la monumental tarea de construirse a sí
misma y a su propia vida por completo, partiendo desde cero. Y no es raro que
muchas personas se sientan perdidas al intentar realizar este arduo trabajo,
sin saber ni por dónde empezar.
Muchos comienzan por tratar de
conocerse a sí mismos, de ahí el éxito de los libros de autoayuda, pues buscan
en ellos respuestas o una guía que les indique el camino. Así, recurren también
a libros de psicología, o tal vez de filosofía, y leen uno tras otro buscando
algo en qué apoyarse.
Parece, por tanto, que estamos
ante una gran paradoja: la falta de libertad crea insatisfacción e infelicidad,
pero la libertad puede tener exactamente el mismo efecto.
¿Cómo solucionar esto?
Tal vez el descubrimiento más
importante que debe hacer una persona es saber situarse en el lugar más
apropiado para ella de la línea que va desde la ausencia de libertad hasta la
libertad total. Algunas personas son felices llevando una vida prefijada para
ellos; tal vez haciéndose cargo de un negocio familiar y haciendo lo que hacen
la mayoría de las personas, sin pensar demasiado. Otros necesitarán una total
libertad, construirse a sí mismos desde cero, crear su propio mundo, tal vez
viviendo de un modo muy diferente al de la mayoría de las personas. Y el resto,
seguramente la mayoría, se situará en algún lugar intermedio de esa línea, un
lugar que puede variar con el paso de los años.
Cuanto más cerca del extremo de
la libertad total te sitúes, mayor es la probabilidad de que sientas esa
sensación de vacío, y mayor será el trabajo que tienes que hacer para
construirte a ti y a tu vida, pero también verás que algo te empuja a
profundizar mucho más en tu interior, a adquirir un conocimiento más profundo
de ti, del ser humano y de la vida en general.
Pero al final, sea cual sea el
lugar donde necesites situarte, la salida de la insatisfacción o de la angustia
la alcanzarás cuando encuentres o crees algo con lo que comprometerte. Se trata
de algo que consideras superior a ti, como una especie de causa por la que
luchas hasta el final. Puede ser un proyecto o trabajo al que entregas todas
tus energías día tras día y, aún así, no te cansas, o bien puede ser una
familia, otras personas, una asociación, el arte. O incluso, si la fuerza que
parece estar moviéndote ahora es la de conocerte, encontrar respuestas y
profundizar en el conocimiento, esa puede ser precisamente la misión con la que
te comprometas firmemente y a la que te entregues.
Al fin y al cabo, ese vacío solo
se llena encontrando algo que consideras superior a ti, a lo que te entregas y
en lo que puedes perderte y olvidarte de tu propia individualidad. Así, esta
paradoja de la libertad parece resolverse con otra paradoja: una vez que, desde
tu libertad, ya has descubierto esa individualidad, te has apoderado de ella, y
la has usado para construirte y descubrir eso a lo que te entregas, entonces
simplemente la dejas ir.
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